El amargo sabor de la victoria
te estremece y te paras un momento,
venciste una batalla, no lo dudes,
y ves el cielo arriba más abierto.
Hay algo que te dicta ser prudente,
no ser la marioneta de unos sueños,
ni ser la fantasía desbordada
que brinque y se desboque por un beso.
Por eso la victoria conseguida
te manda esos mensajes con el eco,
son restos y reflejos de un pasado,
de algo que has vivido y ya es recuerdo.
Teseo ©
24/09/08