La fragancia sutil de una imágen
no se puede medir en palabras,
ese cuadro que ves tan precioso
solamente precisa de un arpa.
Pero un arpa que tenga cien notas,
y que tiemblen las cuerdas pulsadas,
y que arranque suspiros y sones,
y nos deje en el aire su habla.
Yo deseo esa imagen divina,
acarician mis manos su cara,
y me quedo extasiado mirando
esa imagen sutil que me llama.
Teseo ©
12/09/08