Pasa el tiempo y corren los segundos
en un tic-tac que ignoran los sentidos.
Sabemos que la vida continúa,
mientras nosotros
intercambiamos nuestros cromos;
las dulces fantasías de la infancia,
los recuerdos de tiempos ya pasados,
la anécdota surgida en una noche,
aquello que llamó nuestra atención
en un momento y retuvimos
como queriendo detener ese fragmento,
ese pequeño trailer de la vida,
para luego compartirlo
y llevarlo a otras pupilas y sentidos.
Hablamos y miramos sin descaro.
Se miran nuestros ojos a los ojos,
se buscan nuestras manos en silencio.
Yo miro tu sonrisa de Gioconda,
tus ojos tan nerviosos
que buscan otros ángulos, inquietos,
para tratar de ver en ellos,
más allá del infinito.
Te veo tan pequeña e indefensa,
pero tan llena de vida y esperanza,
que al mirarte mis ojos, parpadean,
muchas veces.
Teseo ©
13/10/08